(Son 15´de no aburrida lectura. El que avisa no es traidor.)
Andaba necesitando escuchar esa cita de Lacan que trae Daniel Krichman: sujeto supuesto al saber... He sido descubierta y quiero seguir pensando sobre las preguntas de Daniel en su comentario que se volvió entrada:
Todos aprendemos de todos en ese clima. Y después, nadie se quiere ir de ese espacio en donde nos quieren tanto.De lo que quiero hablar en lo largo que sigue es de Ersilia. Gracias, Guille, por traer este relato de Calvino a cuento... Inspira lo que quiero decir sobre las preguntas que plantea Daniel. Me hace pensar sobre la historia, o la Historia. Que me hacía falta sumar en mi tablero.
¿Y la distancia? ¿Y la tecnología? ¿Y las herramientas?...¿Importan tanto como nos quieren hacer creer?
Saben qué... Creo que la distancia sí importa, su percepción, su consistencia, sí importan. Tengo la sensación de que las tecnologías y sus herramientas no son el fondo de ninguna cuestión ni lo cambian pero no son sin ese fondo de cuestión, ajenas a él. En nuestro caso, la cuestión es la enseñanza y el aprendizaje y el aula, y todo eso hoy con las "nuevas" TICs, ¿no? (Bueno, lo de "hoy" es complicado, lleno de pliegues: hoy y aquí, que somos nosostr@s, conectad@s a internet, en Argentina, por lo menos así de restringido está ese "hoy"... De hecho, por ejemplo, para mí son muchísimo más nuevas que para Daniel o Guille, claro.)
Me vienen a la memoria varias cosas. En principio iré desplegándolas como aparecen así vamos pensando juntos, si quieren:
Premisa M 1
En un post de Carlos Neri en su blog Moebius (uno de los profesores del curso virtual "Un tren en la web 2.0"), él ofrece una cita de Baudrillard que quiero traer aquí a la memoria (lástima que no sé de qué libro es).
“…Pero, con la modernidad también perdimos la idea de que la fuerza está en la ausencia, que de la ausencia nace el poder. Ahora, por el contrario, queremos acumular, acrecentar, agregar cada vez más, y ya somos incapaces de enfrentar el dominio simbólico de la ausencia. Por eso mismo estamos hoy sumergidos en una especie de ilusión inversa, una ilusión desencantada: la ilusión material de la producción, de la profusión, la ilusión moderna de la proliferación de las imágenes y de las pantallas…”Luego recordé a Marcelo Dalmolin en la capacitación, contándonos que parte de la plataforma que estamos intentando desarrollar en ORT viene de la educación a distancia, pero que lo nuestro no pretende eso sino un "blended learning" (y yo entonces pensé -poble Dalmo- en los aromas del té), una modalidad mixta que permita la utilización de estos materiales en el aula y al mismo tiempo, su acción mientras el alumno, la alumna está en su casa, o donde fuere, en fin.
Y me preguntaba: ¿por qué esta necesidad de un material proveniente de la educación a distancia si tengo al pibe, a la piba ahí (quiero decir... "acá", bueh, no sé, cerca, digo)? Me pasan dos cosas, los materiales a mí me encantan, me dan ganas de usarlos, de inventarlos. Pero...
Premisa m 1
Vuelvo a ver en mi memoria el estilo de mis clases de este año, en las que l@s alumn@s tienen ritualizadas las rondas. Saben que cuando terminamos de leer un libro o una parte de un libro y vamos a empezar a hablar de él, eso se hace en ronda y ya encontraron la postura de su cuerpo (los primeros días se acomodaban mil veces, cambiaban de lugar en el aula, ahora ya encontró cada uno su rincón y su manera; por ahora, claro). Otras veces saben que vamos a cumplir alguna tarea más específica, así que no me esperan para acomodarse, porque suele ser que se armen mesas de trabajo y que yo arme los grupos dislocándol@s un poco de sus lazos más habituales. L@s de 5º hacen rondas cuando a ell@s les toca exponer, l@s de 4º disponen ell@s el lugar para que sus compañer@s escuchen las exposiciones, según su necesidad. Cuando llego, vienen tod@s y me rodean con mil cosas que contarme, avisarme, preguntarme, saludarme. Se ríen, de a poco, algun@s son atendidos, otr@s no, va bajando la ansiedad, alguno, alguna que tenga cerca y satisfecho, satisfecha con su respuesta recibe la delegación de cómo se usará el espacio y mientras yo encuentro dónde apoyar mis cosas, ell@s van armando lo que toca: la ronda, las mesas, la exposición, van a buscar el televisor o lo enchufan. ¿Parece un desorden? Es así. Está in-corpor-ado. Está ri-tu-aliz-ado.
Quiero decir... Yo me preguntaba... ¿qué lugar tiene la distancia si esta es la presencialidad? Y acá viene a cuento lo de Baudrillar, porque me recontrapregunto ahora: ¿acaso esa escena que me gusta tanto recordar no incorpora una distancia? ¿Una cierta distancia? ¿Como la distancia entre una Ersilia y otra Ersilia?
Premisa M 2
Vengo pensando todo este año, como en un segundo plano, de fondo de otras cosas que pienso, en el lugar del cuerpo en la escuela. El cuerpo. Sí. Desde los pies a la cabeza, ese cuerpo, el de la gente. Fue que comencé y abandoné un curso alrededor del cuerpo entre la filosofía y la historia del arte... Fue que tuve muchos encuentros escuchando a profesores de Educación Física Coordinadores del área de Expresión de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires... Fue que hace un año y medio (algo se va asentando en el cuerpo) volví a mi práctica de Kung Fu... La cuestión es que veo que la escuela en su forma más tradicional, "la escuela", la que todavía es dejando de ser la que era, evidenciando su ya no ser y su desearse/ indesearse otra cosa (el no ser es crítico, duele, agobia, ataca con sorpresas, a veces, otras -menos- es feliz, límpido, rico, diverso), esa escuela lucha contra el cuerpo. Muy poco simbólicamente, digamos, lucha.
Hay una película francesa que probablemente conozcan y si no, recomiendo. Es de François Trouffaut y se llama "Los cuatrocientos golpes". En francés, la expresión "fair les quatrecents coups" equivale aproximadamente a la nuestra "mandarse las mil y una". Pero la palabra "golpes" es importante, porque -por lo que cuenta el film- también se puede asociar con otra nuestra: "los golpes de la vida". Allí se ve una escuela que tod@s conocemos (quizás no nuestr@s alumn@s, quizás): los bancos de madera pegados al piso, los alumnos silenciosos, el maestro dictando, los alumnos escribiendo todos al mismo ritmo ("si no, te atrasás y nadie te espera", así aprendías y Dios veía que era bueno), con la misma letra, la misma cosa. Eventualmente un alumno recitaba la lección con la misma dicción del maestro, su misma cadencia. Nada se mezclaba, ellos por un lado, ellas por otro. El cuerpo disciplinado y la mismidad como regla. Y el cuerpo era uno que estaba bien si no se notaba que existía, si no olía, si no sonaba, si no tocaba otros cuerpos, si "no". Con la regla se castigaba, también. En la película, el alumno pasa de la escuela a la cárcel (debería haber ido a parar al trabajo, supongo). Y no creo que le haga diferencia. No en lo simbólico, que es algo que nos trae a la mesa de reflexión Daniel.
Premisa m 2
Hace unos cuantos años recibía tps por correo electrónico y empecé a corregir de ese modo que me resultaba muy práctico (usaba distintos colores que permitían clasificar lo que señalaba, tipeo rápido, así que corregía más fácil, me venía bien, bah). Había quien no podía creer que l@s alumn@s no me mandaran basura a la compu, que no intentaran pasarse de list@s con las entregas, incluso menos que lo que intentan ante evaluaciones tradicionales (esas que parecen hechas para copiarse, porque todas deben decir lo mismo, claro; las evaluaciones, digo, no las personas...) Después, empecé a usar grupos, foros. En algún grupo leí cosas muy interesantes, en otros no pasaba nada si no revisaba el correo en días; algun@s lo usaron para producir colectivamente un gran tp de tod@s l@s que tenían que recuperar, cosa que yo alenté, para sorpresa de l@s mism@s que pensaban que no me había dado cuenta. Al mismo tiempo, me tocaba dar clase de literatura clásica una vez por semana en el laboratorio de TICs, compitiendo mi ego con el de las PCs. Alguien me comentó como para pincharme el globo: "pero mirá que los pibes juegan en la pc mientras estás en la clase..., tené cuidado". Y sí, yo me descuidaba... Hasta Dalmo, para protegerme, cortó un día la conexión de MSN porque parecía que todos los pibes se habían puesto a chatear... Era la consigna: chatear la discusión entre Hemón y Creonte en Antígona de Sófocles, sin mirar el texto, actuarla por chat (que nos permitía guardarla, claro). Cuando estuvimos posteando la semana última antes del receso, no vinieron tod@s a hacerme consultas cuando escribían en "compu". (Y tampoco cuando lo hacen en papel.) Cuando uno está en un laboratorio, no está en el frente. No ve todo. (La sola diferencia es que uno ya lo sabe.)
No tod@s me mandan mailes con consultas, no tod@s participan en el foro, no aparecen tod@s al mismo tiempo. Pero..., "o" (mejor) no tod@s de la misma forma. Algun@s tienen una tendencia al abrazo y a la mirada, otr@s son más sensibles a la palabra impresa en el mail, o han podido decir más desde que pueden postear que teniendo que hablar en el grupo. Por algo se empieza: se empieza por conocerl@s. Entonces, sé que con Pablo Molina tengo que lograr que haga lo opuesto de lo que le sale naturalmente, pero permitiéndole que en esto se apoye. Esto es importante. En la escuela de la mismidad el alumno/la alumna que no aparece o desaparece con todos cuando y como debe hacerlo dice alpiste.
Premisa M 3
Atender a la diversidad es el mandato hoy desde todos los güines... Desde la "pegagogía de las inteligencias múltiples" (estoy forzando el nombre un punto, solo un punto), desde la teoría de la comprensión, desde las nuevas formas del trabajo (y del trabajo no pleno como condición de la producción, y no como problema que debe resolverse), de la producción y del consumo personalizadísimos (cada individuo es un target, un perfil, ¿vieron lo que llenamos cada vez que nos asociamos a algún servicio digital?). Pero también desde los movimientos de resistencia o de lucha social, las banderas son las de las diferencias y su afirmación y defensa: las diferencias de prácticas y orientación sexuales, las diferencias religiosas, étnicas, las diferencias etarias, las diferencias de capacidades físicas y mentales, las diferencias "culturales" y ahí se mete todo lo que queda: gustos musicales, gustos por drogas diferentes, registros en el uso de la lengua, en las prácticas y orientaciones progresistas, en las formas de abollar los mocos...
Perdonen el tono pero es que me acuerdo de l@s linguistas (y a l@s didactas aplicacionistas) que pretendían retomar a Mijaíl Bajtin tratando de hacer una taxonomía de los géneros discursivos y veo esta taxonomización de las diferencias... Es largo de remontar el positivismo, largo largo como una "neverending list, ahaha ahaha ahahahaaá".
Premisa m 3
En la breve experiencia que tengo he mirado mucho a l@s prof@s de tecnología en los laboratorios o en los talleres cómo atienden al hacer de l@s alumn@s, sus ansiedades, su cuidado, con clara prioridad sobre su protección (alicates, tornos, en séptimo grado, me dan escalosfríos), con suma paciencia pero asumiendo el tiempo que ello necesita, que no "todo el mundo" tiene que estar siempre y al mismo tiempo escuchándoles "todas" sus santas palabras. (Ojo: no fue santas que puse entre comillas... Jajá.)
Digo, esto es duro para nosotr@s profes de Lengua y Literatura, tenemos una tradición fuertísima en la que somos, así plen@s, profesores, según nuestra Gran Lengua, nuestra exposición, nuestra Literatura, que además era La Historia también. Es más, "en el principio" la Literatura fue La Historia y, siendo que el Hombre era El animal Histórico y que el Hombre era El animal que hablaba, así nuestra tarea de enseñar Lengua y Literatura debía ser -poco menos- como la fundación del Hombre... ¡Basta! Ni más ni menos duro que para los demás "animales".
¿De qué tenemos que proteger a nuestr@s alumn@s l@s profesor@s de Lengua y Literatura? pensé alguna vez. Me respondí: de que crean que no pueden leer, de que crean que no hay literatura para ell@s, de que no puedan hablar, escribir, escuchar, leer (hacerse cargo de lo que escuchan, de lo que leen), de que no conozcan el poder que tienen sus palabras para curar o herir, para abrir o cerrar puertas, de que sean usad@s por las palabras de otr@s.
Inconclusiones
Por eso pensaba en el poder de la distancia, de la ausencia. Como Ersilia se refunda y se reencuentra y busca su forma, hay que reelaborar la distancia y la ausencia del otro en el fondo de este nuevo mandato. Para recomponer rituales en un aula porosa (en unos lenguajes, en unas artes y en unas personas epiteliales), en un aula que puede ser menos cuadrada, más prismática, recuperar su cuerpo.
Siempre hay algo negado en proporción al mandato... El cuerpo vs. la mente, las diferencias vs. el progreso. Ahora, ante la ilusión de producción, de profusión y de conectividad y de que hemos llegado a alguna de las utopías tecnológicas, (como una vez tuvimos nuestra ilusión de realidad, Jakobson mediante), digo, ahora se nos niega el todo, ni más ni menos. Joder.
En la relación docente-alumno/a-conocimiento, esta negación resulta para mí un saludable límite de intromisión de un@s con otr@s, la persona "pibe, piba" que se desconecta haciendo que escucha pero no, da igual que el que, la que pone un jueguito cuando tiene la pantalla delante. Pero... o... uno puede ser convocante y sostener la distancia, en otro momento. Un docente que asume/dice/practica que no puede "estar en todo" o meterse en todos los espacios del otro, se hace ausente, distante, señala su existencia. Y puede volverse deseable.
Entonces.
Mis alumn@s estuvieron escribiéndome durante las vacaciones al mail y revisando la producción de trabajos recuperatorios. Yo podía decidir no enterarme o enterarme y no contestarles. Ell@s lo sabían. Yo también. Así que abrí para ver si alguien había escrito. Como dicen algun@s de mis compañer@s: "a ver si alguien me quiso". Piedra libre
3 comentarios:
Verónica:
Estoy maravillado del recorrido que has hecho con este tema. Siguiendo esta idea de publicar cuasi-posts como respuestas, reproduzco aquí algo de lo que colgué hoy en Avío.
Yo tenía preparados una serie de apuntes, que reproduzco al final de este artículo y le dejé en su blog, para seguir la polémica, pero creo que ya no son más que puntilla y brocato, el satori ha ocurrido. Salut!
Lo valioso de todo esto consiste en que se trata de alguien que no viene del mundo de la tecnología, sino de las ciencias humanísticas. Su aproximación al universo de la virtualidad no se produce a campo traviesa por las arideces del los bits y los bytes sino desde la posibilidad de pensar las relaciones mediadas por las TICs
[…] Quiero decir... Yo me preguntaba... ¿qué lugar tiene la distancia si esta es la presencialidad? Y acá viene a cuento lo de Baudrillard, porque me recontrapregunto ahora: ¿acaso esa escena que me gusta tanto recordar no incorpora una distancia? ¿Una cierta distancia? ¿Como la distancia entre una Ersilia y otra Ersilia? […]
Aquí van mis apuntes, también en crudo, para no desentonar con el proceso…
[…]y mientras yo encuentro dónde apoyar mis cosas, ell@s van armando lo que toca: la ronda, las mesas, la exposición, van a buscar el televisor o lo enchufan. ¿Parece un desorden? Es así. Está in-corpor-ado. Está ri-tu-aliz-ado. […]
La ronda es un juego, un orden, un hacer simbólico, aunque la percepción que tengamos deba materializarse en personas y mesas distribuidas en círculo.
En tus cavilaciones parecería que subordinás ritual a presencialidad. Si uno se remonta a los rituales de las culturas anteriores a la nuestra, es posible advertir una presencia importante de la distancia (valga la paradoja). El brujo, el chamán, el medium, lo que hacía es traer desde un lugar distante (simbólicamente, al menos) algún elemento que no tenía presencia en ese ahora. En ese sitio ubicado en el tiempo y en el espacio.
¿Qué hacemos cuando enseñamos las teorías de Newton, la obra de Cervantes, la teoría del distanciamiento de Bertolt Brecht o la gesta de Mayo?. ¿Cuánto nos parecemos al chamán cuando estamos en función de enseñantes? ¿No usamos acaso un encanto que nosotros tenemos y ellos no, para traer algo desde algún lugar distante, simbólicamente al menos, hasta esa clase?
Acomodar las sillas o las mesas y armar la ronda es una parte del ritual corporal, pero no es el ritual. Es como el mate o la ceremonia del asado. Lo sabroso es lo que uno pone en ese acto para investirlo de un determinado carácter simbólico que lo vuelve valioso para los que participan en él, pero puede no serlo para el espectador ajeno.
[…] Como el uso de las TICs en la enseñanza presencial supone la producción de una distancia, yo venía preguntándome en mi caso (profe de Lengua y Literatura): ¿por qué esta necesidad de un material y de unas herramientas provenientes de la educación a distancia si tengo al pibe, a la piba ahí (quiero decir... "acá", bueh, no sé, cerca, digo)? Me pasan dos cosas, los materiales a mí me encantan, me dan ganas de usarlos, de inventarlos […]
¿Cuánto del paradigma cambiante está jugando aquí? Tener está cambiando por acceder. ¡Sobre todo en la educación!. Tener materiales o acceder a materiales es correlativo con tener conocimientos o acceder a los conocimientos (la cantidad de conocimiento y de lecturas disponibles e interesantes que hay hoy son temporalmente inaccesibles… necesitaríamos varias vidas para poder hacerlo… si todo quedara como está hoy!).
[...] Quiero decir... Yo me preguntaba... ¿qué lugar tiene la distancia si esta es la presencialidad? Y acá viene a cuento lo de Baudrillard, porque me recontrapregunto ahora: ¿acaso esa escena que me gusta tanto recordar no incorpora una distancia? ¿Una cierta distancia? ¿Como la distancia entre una Ersilia y otra Ersilia? [...]
Cadena de significantes. Eso es el lenguaje. Detrás de un significante hay otro significante. Ersilia no existe en el mapa. Es un hermosísimo relato acerca de una cadena de significantes.
[…] tené cuidado". Y sí, yo me descuidaba... Hasta Dalmo, para protegerme, cortó un día la conexión de MSN porque parecía que todos los pibes se habían puesto a chatear... Era la consigna: chatear la discusión entre Hemón y Creonte en Antígona de Sófocles, sin mirar el texto, actuarla por chat (que nos permitía guardarla, claro). Cuando estuvimos posteando la semana última antes del receso, no vinieron tod@s a hacerme consultas cuando escribían en "compu". (Y tampoco cuando lo hacen en papel.) Cuando uno está en un laboratorio, no está en el frente. No ve todo. (La sola diferencia es que uno ya lo sabe.)[…]
[…] Algun@s tienen una tendencia al abrazo y a la mirada, otr@s son más sensibles a la palabra impresa en el mail, o han podido decir más desde que pueden postear que teniendo que hablar en el grupo. […]
[…] En la escuela de la mismidad el alumno/la alumna que no aparece o desaparece con todos cuando y como debe hacerlo dice alpiste[…]
Mantener ancha la brazada que los contiene, sin que nadie pierda, ni vos ni ellos, su singularidad. Ese es el espacio propiciador del aprendizaje. En ese sentido las TICs cambian lo que llamamos el espacio áulico. Lo convierten en una versión real (aún cuando sea virtual) de Ersilia. No porque contengan cualidades educativas desconocidas en las prácticas analógicas, sino porque permiten otro tipo de gestión frente al alumno, más dedicado, con mayor exposición y productividad.
[…] ¿De qué tenemos que proteger a nuestr@s alumn@s l@s profesor@s de Lengua y Literatura? pensé alguna vez. Me respondí: de que crean que no pueden leer, de que crean que no hay literatura para ell@s, de que no puedan hablar, escribir, escuchar, leer (hacerse cargo de lo que escuchan, de lo que leen), de que no conozcan el poder que tienen sus palabras para curar o herir, para abrir o cerrar puertas, de que sean usad@s por las palabras de otr@s. […]
No serviría de mucho, como decía Mariano Moreno, mudar de tiranos, sin cambiar la tiranía. Cambiar las herramientas sin mudar de paradigmas. En todo caso, lo que aparece recurrentemente en los debates sobre esta cuestión es qué debemos enseñar acerca de las herramientas y si de verdad debemos hacerlo. ¿Tiene sentido explicarles lo que es un martillo, describiendo cada una de sus partes: el mango, la pieza de ataque, la cuña de ajuste… O simplemente hay que recortarlo del conjunto diciendo: este es el martillo, clavas en la pared, o en la madera, lo tomas de acá o nunca de acá… Te permitirá hacer cosas que no podías hacer con la mano. Esa es su mayor utilidad. Ahora descubre tú mismo cómo puedes usarlo en lo que haces. ¿No estaríamos apostándole más fichas a su inteligencia de esta manera? ¿No estaríamos promoviéndolo en este punto, en lugar de pensarlo como un cuenco hueco que hay que llenar de datos de dudosa utilidad para él? ¿No es más productivo para él aprender a acceder en lugar de aprender a acumular?
¿De qué tenemos que protegerlos? De nosotros. De nuestras miserias, de nuestras tendencias a abusar del poder que nos da el lugar de profes. De nuestra torpeza cuando tratamos de hacerlos entrar en un formato que no es ni será el de ellos… De nuestra desconfianza…
Esto no tiene que ver con las TICs ni con la distancia, sino con aprovecharse de estas herramientas para hacer una educación diferente en la relación con los otros.
[…] Un docente que asume/dice/practica que no puede "estar en todo" o meterse en todos los espacios del otro, se hace ausente, distante, señala su existencia. Y puede volverse deseable […]
Puede volverse deseable, pero hace falta la mirada de otro que lo desee. Lo más interesante de lo que decís es la posiblilidad de que el docente señale su existencia y pueda mostrarse deseante, como un ser humano (no una institución ni un significante) un significador, alguien que desea lo que hace, que se apasiona. Es el primer paso para que pueda construir creencia en los que pueden aprender algo con su ayuda.
Un abrazo grande y otra vez gracias por compartir esta experiencia con nosotros.
danielk
"Un avío de cuadernos que se enredan" en http://www.karpicius.com.ar
" [...] A raíz de un post que leí en el avío de Dani Krichman, llego al post de Vero que dispara un enrredo de los que tanto gustan. Publico me comentario hecho en el Avío de la web como parte de mi Comentarium [...]"
GUAUUUUUUUUUUUUUUUUUUU
Diosa del Olimpo
Los dioses, sí, esos con letra minúscula me dieron la oportunidad de tenerte cerca y de poder aprender, aprender y aprender.
Una sola cosa de la primera lectura que acabo de hacer:
Imposible hablar de distancia, frialdad, distanciamiento, enredos de clables y programas, abismos generacionales y códigos desconocidos con tanta pasión, curiosidad y vehemencia desplegados.
Brindo por vos, por los docentes inquietos e inquietantes, por los que siempre están atentos y pensando, pensando, cómo y por qué estar cerca de los chic@s
Pilar
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